Continúa viva la tradición de la visita a la Cueva del Obispo

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El investigador y actual Director del Museo de Arte Funerario Benigno Montoya, Alonso Martínez Barrios, lleva a cabo un recorrido por el sitio en honor a Monseñor José Antonio Laureano de Zubiría y Escalante.

Por Juan José Nava / La Voz de Durango

Un domingo familiar de recreación y fervor religioso a través de un recorrido tuvo efecto el 27 de octubre pasado en la llamada Cueva del Obispo, locación donde se recuerda el fervor, que cada año, se le rinde entrañablemente al obispo duranguense José Antonio Laureano Zubiría y Escalante, quien atendió la diócesis de la Nueva Vizcaya y a quien se le reconoce como un santo.

Ubicada dentro del ejido de Benjamín Aranda, en el municipio de Canatlán, la llamada Cueva del Obispo en honor al Vigésimo tercer Obispo de Durango oriundo de Arizpe, Sonora, Monseñor José Antonio Laureano de Zubiría y Escalante, es un sitio escondido entre cañadas, donde cientos de personas acuden, cada último domingo de octubre del año, para recordar la imagen del también conocido como Obispo Santo, en virtud de que, luego de más de dos años muerto y al ser exhumado y trasladado a la Catedral Basílica Menor de Durango, se encontró su cuerpo incorrupto, es decir, la propiedad de un cadáver de no descomponerse, atribución, que en algunas religiones está enlazada directamente con la intervención divina.

En ese tenor, el investigador e historiador Alonso Martínez Barrios, quien también ostenta el título de Director del Museo de Arte Funerario Benigno Montoya, dirigió un recorrido informativo hacia los locatarios y devotos quienes tuvieron a bien visitar este lugar enclavado en la Sierra de Cacaria.

“La celebración que se realiza todos los años del último domingo de octubre, es una tradición que realizo a partir del trabajo llevado a cabo por un servidor de más de 10 años con el sobrino del obispo y la familia que encabeza Don Miguel Zubiría Estrada Berg, en la que se consolidó con la publicación de un libro llamado “Enjatla Alichi” (Obispo Santo) publicado en 2013, que realizamos en conjunto con los locatarios”, expresa Alonso Martínez Barrios.

Cientos de personas acudieron a recordar la imagen del Obispo Santo y fueron testigos de una amena charla de parte del investigador, quien explicó el sentido de esta tradición haciendo un recorrido o visita por la cueva en honor a una de las figuras más importantes durante el siglo XIX, quien confrontó situaciones difíciles en un país que se encontraba en un proceso de centralización del poder, entre conservadores y liberales, siendo éste, quien confrontara estas disputas defendiendo los privilegios correspondientes a la iglesia, lo que provoca su destierro en 1860 y su exilio por tres años de la diócesis en este sitio donde efectúa la administración de los sacramentos, muriendo en 1863 a causa de pulmonía.

“Después de que sus restos fueran trasladados a la Catedral de Durango, nosotros llevamos a cabo esta tradición de difundir el legado del Obispo Santo, quien se encuentra en proceso de beatificación, una labor exhaustiva que ya dados los antecedentes, seguimos en pie y las personas, más que nada, locatarios aledaños al ejido, continúan visitando y siendo testigos fervientes del obispo a quien le ofrecen dádivas y una misa”, agrega Martínez Barrios.

José Antonio Laureano de Zubiría y Escalante fue nombrado Obispo de Durango en el mes de Febrero del año de 1831 y toma posesión el 2 de octubre del mismo año. Fue un valiente defensor de la verdad y la justicia, perseguido a muerte se ocultó en la hacienda de Cacaria en la llamada Cueva del Obispo donde muere, el 28 de noviembre de 1863.