- Construcción en La Ferrería podría causar daño a las estructuras prehispánicas.
Graciela Rosales/La Voz de Durango
Lo que se delimitó en la zona arqueológica de La Ferrería es el área en la que se encontraron la mayor parte de los elementos arqueológicos, directamente asociados a la zona, pero desde entonces existe la presunción de que más allá del perímetro protegido hay una zona de transición que deberá respetarse; y en ese sentido si existe una construcción deberá aplicarse la ley de la materia, declaró José de la Cruz Pacheco, investigador adscrito a la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) y exdelegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Fue durante la administración gubernamental de Maximiliano Silerio Esparza, cuando se comenzó a trabajar en la investigación de la zona arqueológica La Ferrería, nombre que le dio al sitio el entonces delegado del INAH, José de la Cruz Pacheco, en reconocimiento a la comunidad en que se encuentra.
A través de la Secretaría de Educación en ese tiempo a cargo de Emiliano Hernández Camargo, se logró hacer la cerca para evitar que continuara el saqueo; De la Cruz Pacheco se dio a la tarea de convenir con los ejidatarios que con sensibilidad accedieron y permitieron hacer la excavación y la conservación del lugar, a cambio se daría trabajo a gente de la misma comunidad.
Por lo tanto, había que guardar ciertas condiciones físicas, en este caso el perímetro que se delineó con base en las recomendaciones hechas por el arqueólogo; al mismo tiempo se promovió en oficinas centrales que el sitio se abriera al público, lo que se logró el 17 de octubre de 1997.
Por lo pronto se piensa que la parte del norte, al menos esa franja que debería considerarse como zona de transición; el lado sur sureste existe una cueva a las faldas del cerro que no está dentro del perímetro, pero se tiene la creencia de que está estrechamente ligada a la zona arqueológica.
Previo a la construcción y autorización debería intervenir el INAH para ver si se encuentra algo más y lo más probable es que sí, una construcción en el área de la zona arqueológica afecta de manera importante el patrimonio cultural, porque pueden existir elementos arqueológicos, como piezas y estructuras que se pudieran dañar al hacer cualquier tipo de excavación.
Pero también se afecta en la estructura arqueológica, es decir, que no se puede construir cualquier cosa, cuando se dé la gana, sin respetar las estructuras prehispánicas y mucho menos si existe la presunción de encontrar más elementos arquitectónicos y sin tomar en cuenta la fisonomía, allí el río debería mandar y no construirse nada.
No hay tiempo de conclusión de las investigaciones, porque fue trabajo de cinco años para la apertura y después se siguió trabajando con el arqueólogo José Luis Punzo y Cindy Sandoval, pero no está concluido el trabajo de investigación, tendría que existir un dictamen arqueológico, avalado por el INAH y hasta donde se tiene entendido todavía no existe dicha conclusión.