IDEARIO

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Por Azu Macías

La guerra de los sexos dentro de las parejas actuales… ¡Suena fuerte eso! No hablo por fortuna de ningún programa de televisión actual, hablo de una situación real que tiene décadas configurándose en los países de occidente y está relacionado con la intención de muchas personas: hombres y mujeres por tener una convivencia y oportunidades con más equidad (aunque en la actualidad este término parezca todavía un ideal más que una realidad).

Primero deberemos redefinir términos que usamos diario, pero resultan de verdadera importancia para las confusiones que se dan con este tema, pues precisamente en los programas televisivos que han usado esta expresión, se han referido al sexo de manera incorrecta, verán, el sexo es en realidad la condición biológica con la que cada uno nace: hombre y mujer, mientras que el género son todas las cualidades, características y tareas que se cree que un hombre o una mujer deben desempeñar en determinada sociedad y les diré la primera sorpresa: el género no es igual en ningún país, si bien hay similitudes respecto a lo que se espera por ejemplo en occidente, es distinto lo que se espera de las mujeres latinas que quienes viven en Canadá o en Estados Unidos, no se diga de quienes viven en China o en la India al otro lado del mundo.

A pesar de estas diferencias, había un grueso de lo que se esperaba de un hombre y una mujer en los últimos siglos: el hombre proveedor que trabaja, es fuerte, dedicado a los asuntos prácticos, con interés en la sexualidad y los deportes, reservado y distante de los hijos, infiel, poco expresivo; en contraste con una mujer que se esperaba pasiva, delicada, interesada en el cuidado (de los hijos, de su esposo, de los adultos mayores, de los enfermos), fiel, poco interesada en la sexualidad. La cuestión es que las cosas cambiaron.

Ahora cada vez vemos más mujeres dentro del ámbito laboral como consecuencia de las exigencias de un mundo globalizado y capitalista, en principio su ingreso se consideraba una “ayuda” para los requerimientos del hogar, ahora un número mayor de mujeres ganas más que sus esposos, su interés marcado en incrementar sus estudios y sus variados intereses en cuestiones como la política y otros asuntos. También los hombres han cambiado, ahora son expresivos, interesados en la cocina e involucrados en la crianza de los hijos, pero no en todos los casos.

Esta última situación es la que puede convertir el interior de la pareja en un campo de batalla, sobre todo si nos emparejamos con alguien que piensa distinto del género: un hombre que quiera una mujer que cocine y cuide niños emparejado con una mujer que quiera estudiar, trabajar, viajar y cuya idea de la crianza sea compartirla, o muchas otras situaciones distintas en la época moderna, qué complejo, ¿cierto?

Tengo la esperanza de que no sea necesario que la guerra continúe mermando nuestras relaciones, que podamos transitar hacia terrenos en los que aceptemos las diferencias relativas a nuestro sexo pero que ello no implique dentro de las parejas y las familias tanto problema por querer limitar a alguien (o a uno mismo) solo porque es hombre o mujer.