Ideario

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Por Azu Macías

La vida requiere signos de puntuación… al menos eso me parece con las historias que son cortas y se dirigen sin pausa y sin aliento directo al punto final, mientras que hay otras en las que es difícil elegir qué signos de puntuación utilizar al final si las escribiéramos: el punto final o los puntos suspensivos.

Hay historias en la vida que transcurren entre paréntesis, tal como un susurro o aisladas de lo demás. Algunas historias no son fáciles de narrar, comenzamos poniendo punto y coma, continuamos con los puntos suspensivos y nos cuesta (de verdad nos cuesta) encaminarnos al temido punto final.

¿Qué viene tras el punto final? El espacio en blanco, ese que nos deja pensando en lo que se narró, en lo que ocurrió previamente, que nos deja con una sensación de incertidumbre, a veces tras el espacio en blanco podemos dar vuelta a la hoja y nos damos cuenta de que continúa un capítulo nuevo, que sea corto o largo es la nueva sorpresa que habremos de descubrir conforme vayamos escribiendo, pero al final del relato cada parte es esencial para el desenlace, todo lo que ocurre adquiere un significado especial. Desafortundamente en la vida nos pasamos muchas veces las notas al margen y aquellos símbolos especiales que nos dan indicios de lo que sucederá más adelante.

Otras ocasiones al tocar el extremo del papel nos damos cuenta de que no hay más, esa historia se acabó. La sensación que queda después de ese acontecimiento suele ser variada y depende de lo que haya sucedido en la historia general, pero sobre todo, de cómo haya sido redactado el final, nos quedamos preguntando si fue de terror o si hubo algo de romance y en ocasiones aunque éramos los protagonistas actuamos como personajes secundarios, poniéndonos al margen de la acción, sin tomar las decisiones más importantes de la trama, que resulta era nuestra trama.

Retomar nuestro papel es esencial para el resto de la historia, sea esta que transcurre ahora o alguna nueva, nosotros decidimos al final qué signo de puntuación queremos colocar, el detalle es invitarlos hoy a agregar más signos de puntuación a nuestras historias para que dejemos de sentir que todo lo que ocurre es lineal, para darle pasión y nos convirtamos en buenos narradores al agregar las afirmaciones adecuadas, hacer las preguntas correctas, dar la negativa en mayúsculas y con signos de admiración cuando lo requiera la situación, pero sobre todo, para aprender a poner puntos finales a lo que no da para más, porque aunque en ocasiones las historias tiene varios tomos, no podemos vivir con  puntos suspensivos cuando en realidad lo que necesitemos sea continuar sintiendo que pudimos dejar eso atrás y nos esperan más hojas en blanco.