Habitantes de Cueva Rasposa podrían ser los siguientes

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  • “En Pueblo Nuevo muchas personas están armadas, unas para hacer maldades y otras para defenderse”.

Graciela Rosales/La Voz de Durango

La violencia en el municipio de Pueblo Nuevo, no es un tema nuevo, lleva años sacrificando vidas y carcomiendo la tranquilidad y el respeto entre hermanos, señaló Roberto Celedón Aniceto, exgobernador de San Francisco de Lajas, al manifestar su sospecha de que el siguiente ataque delincuencial, sea en Cueva Rasposa.

Allá, -dijo- hay mucha gente que anda armada, “unos para hacer maldades y otros para defenderse, pero el temor es que ahora ataquen a Cueva Rasposa, ahí viven alrededor de 150 personas, entre niños, jóvenes, mujeres y hombres”.

Celedón Aniceto, recuerda que hace años, en Bentonita, en una fiesta a la Patrona María Santísima, en la que la Santa es llevada de casa en casa como peregrina, se había reunido alrededor de 300 personas, algunas habían llegado de otras comunidades para participar del festejo en donde se hace comida para todos y fue entonces cuando se hizo una terrible balacera, cuatro personas perdieron la vida, hubo varios heridos y entonces mucha gente comenzó a irse, hasta que Bentonita se quedó solo.

En esa ocasión fueron los militares, la Marina, en ese entonces ya había problema con la gente de Hierbabuena en donde había un grupo que delinquía constantemente; se le consultó a la Marina y les recomendaron que ellos también se armaran y montaran vigilancia a la entrada de los pueblos para ver quién entraba y quién salía.

Lamentablemente los hechos se sucedieron uno tras otro desde 2012 a la fecha, los delincuentes sacaron a la gente de Bentonita, de Hierbabuena, La Vinata, Cañas, Las Cruces y ahora Camarones; estas comunidades son pueblos “fantasmas”, hay casas, algunas maltrechas, pero no hay gente.

El miedo ahora es que ataquen Cueva Rasposa, en donde merodean los malandros; “así lo hicieron en Las Cruces, anduvieron rondando y luego a balazos sacaron a la gente, lo mismo pasó en Camarones, primero anduvieron por ahí y luego, una mañana llegaron tirando balazos como locos, hasta que se fue la gente, se fue huyendo.

Celedón Aniceto, dijo que ojalá la ayude llegue antes de que se tenga que lamentar otro hecho delictivo en agravio de sus hermanos indígenas.