Balean a indígenas

  • Tienen miedo y hambre, piden compasión de las autoridades, pues su integridad física está en riesgo.

Graciela Rosales/La Voz de Durango

La escuela de la comunidad Cueva Rasposa en el municipio de Pueblo Nuevo, es ahora el hogar de una treintena de personas originarias de Camarones, de donde fueron desplazadas por la inseguridad que prevalece en aquella región, ante la pasividad de las autoridades nacionales y estatales que nada hacen al respecto, no obstante, tienen conocimiento de la situación, desde aproximadamente tres meses.

A través de este medio, indígenas de comunidades de Pueblo Nuevo han denunciado desde el pasado mes de mayo, las condiciones de sometimiento y marginación que viven ante la presencia de un grupo armado que por meses ha mantenido asolada la región, y se les atribuyen la autoría de homicidios, violaciones y robos sin que, hasta el momento, las autoridades hayan hecho algo por frenar esa ola de violencia que lastima y ofende a los duranguenses.

En poder de quien esto escribe, obran los teléfonos en donde se puede localizar a las personas cuyos nombres se omiten por razones obvias y que, ante la desesperación y el miedo, recurren a la única manera que tienen para denunciar los hechos que lamentablemente ocurren con frecuencia, sin que su sufrimiento motive la acción de las autoridades locales.

El domingo, indígenas de la región se arriesgaron a subir al cerro y caminar tres horas para encontrar la señal que les permitió hacer la llamada telefónica y de nueva cuenta suplicar la ayuda del gobierno, piden la presencia del Ejército para terminar con la incursión del grupo delincuencial; piden despensas y al final piden compasión, “diles al gobierno –dijeron a la reportera- que nos ayude, que tenemos mucho miedo, tenemos hambre, queremos la paz”.

Y es que el pasado 30 de junio, los “malandros” llegaron como locos, disparando a todas partes, sacaron a la gente de la comunidad de Las Cruces y les robaron sus animalitos, vacas, cerdos, borregos.

Luego por días anduvieron rondando Camarones, y el 15 de julio por la mañana los “malandros” balearon cuatro viviendas del poblado en las que habitaban alrededor de 30 personas entre las que se cuentan hombres, mujeres y niños, que con miedo salieron huyendo hacia Cueva Rasposa en donde encontraron el apoyo de sus hermanos indígenas.

Desde ese día, viven en la escuela de la comunidad, pero el miedo es angustiante, pues se teme por la presencia de los “malandros”, los niños siguen llorando desde entonces, ya no tienen alimentos y los gritos de ayuda que a través de este medio comenzaron desde mayo, siguen sin escucharse.

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