MTF. Alfredo Arévalo
Como seres humanos sabemos que nuestro paso por este planeta es temporal, para algunos dura más de 100 años, para otros unas horas, días o meses. Pero el hecho de tener esto consciente es lo que nos causa el mayor conflicto, irónicamente al ver que el tiempo pasa sobre nosotros buscamos una forma de detenerlo o bien dejar un legado para que nos recuerden.
Por esa idea de trascendencia creamos el arte y la literatura, y hemos buscado crecer a través de nuestros hijos. El punto clave es tener algo o alguien que hable de nosotros luego de nuestra muerte, pero no solo el recuerdo es necesario, básicamente que digan lo mejor que hemos hecho en nuestras vidas o que morimos por algo que valió la pena.
ENFERMEDAD
Cuando la familia enfrenta la noticia de que uno o varios de los miembros tienen una enfermedad (terminal o no) se crea una alerta, pues la fragilidad de nuestras vidas es así, en ocasiones escuchamos que alguien fue por una vacuna y se complicó, o que llegó a atenderse por una gripe y lo internaron porque no podían estabilizarlo. Creemos que por ser los seres más capaces intelectualmente vamos a sobrevivir a muchas cosas, lo triste es que algo microscópico puede matarnos sin darnos cuenta.
Al vivir en sociedad, la enfermedad mueve todos los sistemas, de esta forma la familia genera una respuesta dependiendo de distintos factores:
Etapa del ciclo vital. El impacto es diferente cuando eres joven y acabas de formar una familia a cuando eres viejo y experimentas el nido vacío, considerando que quien enferma es alguno de los padres, pero dependiendo del miembro de la familia también modifica el impacto. De igual manera no es lo mismo que aparezca la enfermedad en una familia que no ha enfrentado crisis familiares y que no ha puesto a prueba su capacidad para resolver conflictos, a que ocurra en una muy “golpeada”.
Flexibilidad o rigidez. Los roles familiares están presentes en todas las familias, y dependiendo de su flexibilidad la familia responderá de diversas maneras, la enfermedad afecta en la distribución de los roles y si es muy rígida no podrá adaptarse a esa limitación. De igual manera el rol de proveedor y el de cuidador son los más cansados, pues generalmente el proveedor es el hombre y el cuidador la mujer (por nuestra cultura) y esto implica el descuido de sus otras funciones. De esta manera se puede esperar que las familias con mayor rigidez presenten mayores dificultades para responder a la crisis por enfermedad, ya que no se pueden adaptar a las nuevas condiciones de la dinámica familiar.
Cultura familiar. El conjunto de valores, costumbres y creencias que comparten los miembros, intervienen en la evolución y desenlace de una enfermedad, dependiendo de ellas será la interpretación que la familia hace de este proceso, y lo viven desde diferentes aspectos, desde la religión, como parte de una comunidad o con base a vivencias familiares anteriores. Cada una de ellas es real y aplicable, por ello nunca se debe de juzgar, lo importante es conocer cómo lo maneja la familia.
Nivel socioeconómico. Como es obvio, no es lo mismo que la enfermedad aparezca en una familia de escasos recursos a una económicamente estable, la crisis familiar en la primera va a ser mayor, porque ésta va a afectar en todos los ámbitos, y esto no solo impacta en el paciente en cuestión de salud, sino que además trae consigo una preocupación de obtener los recursos necesarios para cuidar la salud del familiar enfermo.
Comunicación. En nuestra cultura hay una tendencia de ocultar la enfermedad (pero no solo esto, también emociones y problemas en general), más cuando se sabe que es una enfermedad terminal, cuando la información se filtra es incómodo para el enfermo que la gente se acerque con tristeza, por ello se hace un “pacto de silencio”, esto es una supuesta protección que familiares, amigos e incluso el médico y otros profesionales de la salud, tratan de brindar al paciente. En ese aspecto es mejor hablarlo, en lugar de formar un pacto de silencio es preferible que todos entiendan lo que está pasando y cómo le gustaría ser tratado al enfermo.
MUERTE
Los factores que generan respuesta dentro de la enfermedad también están presentes en la muerte, solo que de una forma diferente. La enfermedad es un aviso de nuestra fragilidad y un recordatorio que podemos morir. Cuando nos damos cuenta de esto en ocasiones es muy tarde, pero siempre se puede trabajar para retrasar ambos.
No tenemos la cultura de la prevención, queremos comer rico, pero no saludable; queremos tener un buen cuerpo, pero sin el compromiso hacia el ejercicio; queremos una vida activa, pero preferimos ver televisión sentados en el sillón. Cuando nos damos cuenta que en nuestra familia hay problemas de hipertensión por la obesidad estamos a un paso de padecerla. Y aun cuando el ejercicio solo te brindará un poco más de tiempo no es un seguro de vida, es la manera de cuidarnos para superar las enfermedades.
Sabemos que la muerte es algo que vamos a enfrentar en algún momento, y en vida trabajamos para que cuando llegue ese punto hayamos encontrado la forma de trascender, pero no te sientas abrumado por ese hecho, vuelve a lo simple para poder ser feliz, y disfruta lo que tienes en este momento.
“La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros ya no somos” Antonio Machado
Sobreviviremos al próximo lunes… si reconocemos nuestras fragilidades, aprendemos a cuidarnos para luego cuidar de nuestras familias.
Nuevamente los invito a escribir cualquier duda, comentario, aclaración a mi correo alfredo.adj@gmail.com