Por José Antonio Juárez Muñoz
Tras el triunfo sobre la intervención y el Imperio, durante el gobierno del Presidente Juárez, los liberales condenaron el proyecto conservador al prestigio y convirtieron la Constitución de 1857 en bandera de la nación.
Los liberales enfrentaron grandes desafíos, el país estaba devastado, desunido y aislado del mundo, como el gobierno de Juárez había roto relaciones con varias naciones que reconocieron a Maximiliano, restablecer las relaciones con Europa fue difícil y se complicó aún más por la deuda. Pero Juárez mantuvo su política de desconocer las deudas y compromisos del régimen de Maximiliano y sentó las relaciones diplomáticas de México sobre bases menos ventajosas.
Los liberales consideraron imprescindible asegurar el orden necesario para la reconstrucción y modernización de la sociedad, esto tenía que poner orden para la clase política y asegurar lealtades y recursos de las regiones, reducir y someter al ejército que había sido el protagonista principal de la gesta liberadora.
Las fuerzas del Presidente Juárez se concentraron en pacificar el territorio, reactivar el comercio y la agricultura, continuar con la venta de inmuebles del clero e impulsar la educación pública, sin embargo, la tarea no fue fácil, después de la derrota del bando conservador, los liberales también habían quedado divididos, en particular, los militares se sentían defraudados cuando Juárez optó por civiles para integrar su gabinete de gobierno. Se pensaba que merecían un lugar importante en ese gobierno en reconocimiento a sus servicios en la guerra contra el invasor.
Este sentimiento se expresó en el año de 1871 cuando Juárez se reeligió para la presidencia de la república en ese año. Porfirio Díaz, el militar más popular durante la guerra en contra del imperio de Maximiliano, se pronunció contra la reelección por medio del “Plan de la Noria” pero su rebelión fue controlada.
En la ciudad de Durango se continuó una revolución interna de los grupos subversivos en contra del gobernador de ese momento que era el Lic.Juan Hernández y Marín, el cual se vio obligado a abandonar la capital del estado y dejar el poder en manos del General Tomás Borrego, quien mediante un decreto mandó acuñar en la casa de moneda de la capital una moneda de ¼ de real con la leyenda principal “SUFRAGIO LIBRE” 1872, y con esto mandar un mensaje a todos los ciudadanos del estado ayudando al comercio a tener un poco más de dinero circulante y hacer más adeptos a favor del General Porfirio Díaz para que llegara a ser el próximo presidente de la república.
El 20 de mayo de 1872 llegó a Durango el General Sóstenes Rocha para sacar a los insurrectos del gobierno de la capital y del estado, acompañado de la segunda división militar y recuperar la ciudad. Las cuartillas de ese año se resellaron con una “R” mayúscula la cual era la letra principal del General Rocha; esto se hizo para darle de nuevo circulación a estas monedas y que se plasmara la victoria de los liberales leales al Presidente Juárez, y, con esto, la caída de los rebeldes contrarios al gobierno federal.
Ya restablecido el orden y la paz se tomó la decisión por parte del presidente de poner como gobernador en el estado al General Florentino Carrillo y así, Rocha salió hacia el estado de Sinaloa a combatir a los enemigos del gobierno. Para el día 5 de octubre de ese mismo año regresó a tomar posesión del gobierno el Lic.Juan Hernández y Marín.
Esta es una semblanza de cómo nace una pieza de la numismática de nuestro estado y tan importante su leyenda como el “SUFRAGIO LIBRE” en una época tan convulsionada en nuestro estado y que gracias a estos acontecimientos y personajes se llegó a formar un estado tan capaz de ser independiente en sus decisiones y así ser parte de la gran República mexicana.
