No tengo dinero ni nada que dar, el soundtrack del próximo ayuntamiento capitalino.
Por Aarón Quiñones / La Voz de Durango
Entre las muchas tareas pendientes que tendrá que atender nuestro nuevo presidente municipal electo, Jorge Salum del Palacio, está proponer, porque eso de “solucionar”, pues para solucionar están las dependencias y de esas le adelantamos que no tienen ni un peso, entonces de pavimentación, iluminación, drenaje u otros servicios tendrán que esperar, así como tendrán que esperar los proveedores que ahorita no ven la suya porque no les han pagado, ni les pagarán, triste, pero cierto.
Las dos propuestas a Jorge Salum
En lo particular le hacemos dos propuestas simples y no tan sencillas al panista que logró la mayoría en la capital. Una de ellas es prácticamente de gestión, un poco de amistades, un poco de legislación y un par de expertos.
Para la creación de nuevos fraccionamientos, colonias o demás asentamientos municipalizados, podrían poner como requisito expreso en la ley destinar un carril única y exclusivamente para el uso de bicicletas. Si sabemos que estamos a años luz de tener un nivel de cultura vial, ya digamos decente, somos cavernícolas con armas de dos mil kilos en la calle, pero en algún momento se tiene que hacer y qué mejor que sea ahora. Revise los puntos positivos, la mancha urbana de Durango a lo mucho tiene 30 kilómetros, luego el ejercicio físico porque estamos en los primeros lugares de obesidad en México y el mundo, menos contaminación, menos tránsito, menos choques mortales, es ganar-ganar. Pero bueno, ya entrados en gastos por qué no, ya cuando haya billetes, remodelar ciertos camellones para ampliar la cinta asfáltica en algunos bulevares y destinarlos para la bicicleta, poco a poco digo esto no es “enchílame una”.
La segunda propuesta es un poco más de cabildeo, de operación política de astucia y sobre todo de pura voluntad, y es que uno de los problemas que más ocasionan casos de violencia, asesinatos, lesiones y sobre todo de malestar general entre la sociedad, son los conflictos vecinales. Las riñas por los espacios de aparcar, los árboles, la basura, la música a desmesurados niveles de volumen se dan por la falta de empatía entre la sociedad. Somos simios egoístas que porque nos va un poco mejor económicamente o nos va peor es el perfecto pretexto para tratar de fregar al otro, ¿sí o no?
La solución y propuesta alcalde electo está en manos de un cuerpo colegiado de expertos en leyes, derechos humanos, psicología y sobre todo civilidad. Por qué no ir a cada casa, a cada departamento, a cada cuadra de nuestra ciudad con un documento llamado Contrato de Convivencia Civil (CCC), previamente diseñado y aprobado por los expertos. Un reglamento simple y sencillo en el que, como habitantes de un lugar, o dueños de un predio, nos comprometemos CIVILMENTE a las labores más simples que garantizarían una convivencia sana entre quienes cohabitan el mismo espacio, ¿a cambio de qué?, de mejoras en la colonia, de descuentos en el predial, de apoyos para remodelación en vivienda, en fin, todo lo que ya se ofrece en el municipio.
Ah, pero del que no cumpla y siga de Neanderthal con una bocina en la cochera, un mecanismo y una base de datos con un número de casa, manzana y colonia o fraccionamiento en donde queden asentadas las quejas, vía telefónica si quiere, y una vez que llegue a sus tres “strikes”, entonces que personal del Juzgado Administrativo lo visite con una recomendación. Ah, pero sigue de necio, entonces ya llega una multa fuerte, ah, que no quiere entender y que se siente “chacaloso”, pues sus 72 horas en el “bote” y verá que se le quita lo sabroso.
Piénselo alcalde, para nada es una locura porque sería pura voluntad de la sociedad, primero de conocerse como vecinos, de firmar y de participar en un ambiente de civilidad compartida.
