DEL DIRECTOR
Se va Enríquez, nos llega la feria
El proceso electoral llega a su fin. Hay que reconocer que, pese al abstencionismo mostrado por los ciudadanos, la diferencia entre el primero y segundo lugar por la alcaldía de Durango supera los 20 mil votos. Un proceso claro, un triunfo inobjetable y ahora sí, mirar para adelante. Ya lo que se dijo ahí está. Durango está feliz.
Pero ahora viene la Fenadu, si ya era cara cada año parece que éste lo será más. Entregaron concesiones a postores que ven a Durango como tierra de conquista, fuereños miserables que vienen a envenenarnos y a cobrar favores. En la Fenadu sucede lo mismo que con las plazas comerciales, les dejaron la iniciativa a gente que no tiene ningún amor por esta tierra. ¡Nos visitan para saquearnos y nosotros felices! Como los llamados “generales” que ni lo son, ni son de Durango y todo el dinero se lo llevan, aquí nomás quedan los dolores de cabeza y la frustración por lo maletas…
La feria debe ser social, precios populares para el pueblo, pero no un negocio de juniors intransigentes con su “mírame y no me toques” y toda su caterva de amigochos y amigochas que llegan a servirse con los manteles largos… ¡Puff, qué oso!, ¿ves?, melosos como son, los chiquitos de papá.
Fue un error dárselas a los empresarios consentidos y ahí están los resultados. Muy cara, atracciones insultantes, artistas grises, mucha concesión para embriagar parroquianos, estacionamiento caro, consumos prohibitivos y sí, toda la parafernalia que eso significa, abusos, intolerancia, preferentismo. ¡Ah!, pero los “curros” están felices, “son gente de mundo”, empresaritos de clase mundial como se dicen, “fresas”.
Pero llegó la Fenadu, tiempo de fiesta, de festejos, lo que se debe conmemorar el 8 de julio con motivo de la fundación de la ciudad, ahora arranca un mes antes “pa’ que sea un negociazo”, si no las aguas malogran el business. ¡Pobre Durango, salimos de Guatemala y llegamos a guatepeor…!
Julio Muciño quedó hecho un pelele, ahora obedece órdenes cuando antes era quien tomaba decisiones, ¿qué sentirá cuando un reverendo baboso le ordena cosas bobas? Contrataron a un mercadólogo poblano de una compañía yucateca quien vino a leernos la cartilla a los medios de comunicación, y más allá, una fulana que manda requisitos para un contrato y… ¡Qué tantas cosas incumplibles les exigen a los comerciantes que ya hartos de “la nueva administración” prefieren mejor abstenerse de ir a rentar un local! Del personal ni hablamos, son los mismos que cada año van a trabajar ahí, al rato van a querer plazas como las que dio Enríquez, prestaciones, horario inglés, seguro de vida, etc., y si así la feria es cara, pues imagínese con tanto personal que ya amañado halla la forma de recontratarse cada año sin darle chance a otros. Se encaraman en los puestos del gobierno y luego no hay poder humano que los remueva…
Hay que estar atentos para denunciar los abusos, los pleitos, los borrachazos, todo aquello que vuelve la ciudad insegura, culpa de un festejo arbitrario, escandaloso, donde la cultura, el arte, las buenas costumbres no encontraron eco. No, ¿pos cómo? Si eso ni les pasa por aquí en la frente a los “curritos” de la feria.