DEL DIRECTOR
El mensaje del pueblo de Durango está muy claro. No quiere ni a Enríquez ni a Gonzalo. No quiere chapulines y detesta a los políticos viejos, enraizados en los partidos donde han robado y gastado fortunas. Tanto Morena el partido de moda, como el PRI, vieron caer estrepitosamente a sus candidatos a la alcaldía, ninguno llenó el ojo de los votantes. En ello hay distintos significados, pero hay uno especialmente significativo: los duranguenses estamos más avispados políticamente, ya no nos sorprenden.
El nuevo presidente municipal de Durango será Jorge Salum, a quien desde hoy se le insta a actuar con decoro y legalidad, con la pulcra honestidad de sus ancestros y con la cordura y unidad que todo Durango reclama. Jorge Salum ofreció trabajo honesto, unidad, ser incluyente, sin distingos de clase, género o partido. Durango es de todos y queremos un Durango tranquilo, trabajador y progresista, unido.
Salum ganó clara, limpia e inobjetablemente. El Sr. Enríquez perdió por todos sus rencores y errores, por un equipo de trabajo violento y rencoroso y porque sencillamente nada de lo que prometió, cumplió. Durango sí lo sabe.
¿Por qué perdió el llamado “águila” Enríquez?, hoy “águila que cae”. Porque nunca fue él, el cambio pregonado, nunca fue factor de unión sino todo lo contrario, chocó con el gobernador Aispuro, con los empresarios, con los periodistas, con los comerciantes, con los trabajadores del ayuntamiento, por sus bravuconadas y las de sus gentes de confianza, destacan el episodio contra Rómulo Campuzano, contra las empresas de Jaime Mijares, contra las constructoras de Lalo Furken, los insultos de su pool de prensa contra periodistas y empresas. Durango repudió esa alianza con el líder choferil Medina Samaniego, la incorporación de cabezas nocivas en la sociedad como asesores a los que pagó sueldos envidiables y la incorporación de la cosa nostra a su proyecto que enturbió los cielos de Durango y despertó el temor y el recelo contra su administración. El “águila” Enríquez recibió ayer su merecido y esto fue un claro y rotundo “no te queremos aquí”, así que el mejor regalo que José Ramón puede darle a Durango es aceptar su derrota, clara, inobjetable, ciudadana, democrática y sin trampas que hoy quiere alegar.
No Dr., no hubo trampas en su contra, fue la gente de Durango la que lo rechazó. No reclame, tenga dignidad, Durango no lo quiere.
Dr. Enríquez, hay algo que claramente Usted puede hacer por Durango… ¡Váyase!, ¡váyase y no vuelva a la política nunca!, Usted es buen médico, tiene un negocio inmenso y útil, de eso, si es que lo quieren, incorpórese al gremio de galenos y busque soluciones a sus necesidades. Durango no quiere bravucones ni alianzas oscuras. Durango quiere progreso, unidad, aliento. No tuvimos “cambio”, ni agarramos a los ladrones del pasado sexenio, el camino de Durango es arduo, difícil, complicado con un presidente de la república que ni siquiera nos metió al Plan Nacional de Desarrollo, pero mire, estamos unidos como pueblo, como sociedad. Ahora vamos a seguir trabajando, con esperanza, pero, sobre todo, juntos y con entusiasmo.
Salum nos ofreció eso. ¡Por eso ganó!
