Ideario

Por Azu Macias

¡Romeo y Julieta están enamorados!… y solo mantienen su amor porque mueren antes de haberlo consumado, dice Jean Lamaire. Emprenden la retirada antes de enfrentar el proceso de desilusión del otro porque “la muerte parece preferible a la disminución de la felicidad” en el sentido metafórico (claro está), prefieren la “muerte de la relación” que enfrentarse al verdadero ser del otro, antes de que sus heridas emocionales salgan a la luz, antes de enfrentarse a sus padres que representan las expectativas del clan familiar, antes de poder enfrentarse a las exigencias de su amor en la comunidad, antes de manifestar la decisión de formar ahora sí, una nueva familia con el otro y desprenderse de los beneficios que otorgaba el pertenecer a la familia de origen.

Este tipo de amor como el de la historia es conocido como “El primer amor romántico” y puede haber aparecido en nuestras vidas y terminado de forma fugaz o trágica igual que el de la historia, guardando un lugar especial en el baúl de los recuerdos;  si no se logra ver que este enamoramiento es solo la primera parte de un encuentro, al tener relaciones de pareja estables podremos evocarlo como un sueño bajo la fantasía del “qué hubiera pasado si…” y es que atención en esto: ese sueño puede impedirnos vivir en la realidad y entregarnos de manera profunda a nuestra pareja actual.

Hay que renunciar a los amores del pasado, reconciliarnos con lo que representaron para dar paso a la complejidad de la pareja real que tenemos enfrente y que nos desnuda el alma en la intimidad; vernos ante el otro como adultos y no solo desde el amor adolescente lleno de pasión y mariposas, pues se dice que: “El hecho de enamorarse no constituye un índice significativo de la capacidad de mantener un vínculo amoroso”,  es decir: podemos enamorarnos como Romeo y Julieta, pero  amar al verdadero ser al superar la desilusión de todo lo que la pareja no es y aventurarnos a quedarnos para descubrir su ser completo lleno de virtudes y también defectos, es algo un tanto más complejo que requiere valentía y madurez; porque parece ser hasta aquí que solo mediante los encuentros maduros uno puede ir más allá de  las fantasías infantiles.

¿Será que en la actualidad hemos prestado mucha atención a los amores románticos que preferimos que terminen rápido, en lugar de aventurarnos a la intimidad profunda que nos pueda poner vulnerables ante nuestros propios defectos? En resumen, sería bueno hacer un recuento de nuestras relaciones pasadas, desempolvarlas, agradecerles que hayan sucedido, que hayan terminado y nos hayan enseñado, porque al fin, ese recuento será un elemento importante para estar en condiciones de intimar con otro. El enamoramiento quiere ser extraordinario, el amor solo requiere ser humano.

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