«Mi discapacidad me hizo más humano»

  • Desde hace 13 años, la vida le cambió a Benjamín Granados, a causa de la diabetes cuando le amputaron ambas piernas y desde entonces sobrevive económicamente como comerciante.

Josélo Fuentes Delgado / La Voz de Durango

A pesar de sus limitaciones ha salido adelante. Benjamín Granados García, a sus 68 años de edad no reniega de la vida y la acepta como viene. Él padecer diabetes y agudizarse algunos de los síntomas, aunado a complicaciones con heridas mal cuidadas le llevaron a perder ambas piernas y ahora se desplaza con cierta dificultad en las calles de una ciudad que no ha sido acondicionada para personas con limitaciones físicas o alguna discapacidad, motriz, visual o de cualquier tipo.                                           

Artesano, dibujante y caricaturista, domina el idioma inglés y sostiene una conversación con cualquier turista o ciudadano estadounidense, conoce de computación y diseño, además, vive desde hace varios años del comercio y es un emprendedor al tener otros proyectos en mente para ser un futuro empresario. “No me quejo, aunque la vida me ha tratado mal siento que mi discapacidad me hizo más humano, más consciente y capaz para afrontar retos. De ninguna manera me siento limitado ni soy infeliz”.

En una modesta carreta de lámina de color verde en la Plaza de Armas, a un costado del kiosco en dirección de calle Constitución, Benjamín vende sus artesanías desde pulseras y collares, joyería de plata, atrapa sueños, dijes, la gran mayoría de lo que vende él mismo la elabora y el resto la surte con proveedores de fuera. Ahí también caricaturiza personas y es un ingreso adicional.

A través de sus lentes mira al horizonte y se remonta a cuando tenía familia, pero el infortunio le cegó una vida familiar por delante y refiere que mujer e hijos le dejaron en el abandono, pero supo sobreponerse para trabajar y salir adelante. A pesar que no es de Durango se siente como un ciudadano más adaptado a las costumbres y clima.

“Escucho principalmente a los jóvenes que se quejan de cosas irrelevantes y cuando tengo oportunidad les digo que se vean en mi caso, aún con mis limitaciones salgo, soy capaz de valerme por mí mismo y me sostengo económicamente. Vivo en el albergue de Tambitos, aún no tengo casa y quiero un terrenito para lograr mi hogar y ser más independiente”, dice don Benjamín entre sus muchas aspiraciones de un futuro que no ve lejos.

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