¿Tienes tus monedas?

 

MTF. Alfredo Arévalo

En alguna ocasión a lo largo de nuestras vidas, hemos renegado de la forma en que nos trataron nuestros padres, hemos creado imágenes de padres egoístas, que exigen demasiado, y  que no comprenden nuestras necesidades, eso es lo que creemos erróneamente, cuestionamos lo que nos han dado sin darnos cuenta que somos mitad  Madre y otra mitad Padre, características de ellos nos forman en un todo.

El cuento ¿Dónde están las Monedas? Escrito por Joan Garriga Bacardí es una metáfora de la riqueza que hemos aprendido de nuestros padres, y que al negar esa parte esencial de nuestras vidas, el vacío que deja, a continuación les comparto un fragmento del cuento, y el link descarga para la versión completa lo pueden encontrar en esta dirección:

http://veronicamenduina.com/pdf/DONDE_MONEDAS.pdf

En una noche cualquiera, una persona, de la que no sabemos si es hombre o mujer,  tuvo un sueño.  Es un sueño que todos tenemos alguna vez. Esta persona soñó que en sus manos recibía unas cuantas monedas de sus padres, no sabemos si eran muchas o pocas, si eran miles, cientos, una docena o aun menos. Tampoco sabemos de qué metal estaban hechas, si eran oro, plata, bronce, hierro o quizás barro.

Mientras soñaba que sus padres le entregaban esas monedas, sintió espontáneamente una sensación de calor en su pecho. Quedo invadida por el alborozo sereno y alegre. Estaba contenta, se lleno de ternura y descanso plácidamente el resto de la noche.   

Cuando despertó a la mañana siguiente, la sensación de placidez y satisfacción persistía. Entonces, decidió ir a caminar hacia la casas de sus padres. Y cuando llego, mirándolos a los ojos les dijo:

  • Esta noche han venido en sueños y me han dado unas cuantas monedas en mis manos. No recuerdo si eran muchas o pocas. Tampoco sé de qué metal estaban hechas, si eran monedas de metal precioso o no. Pero no importa, porque me siento pleno y contento y vengo a decir gracias, son suficientes, son las monedas que necesito y las que merezco. Así que las tomo con gusto porque vienen de ustedes. Con ellas seré capaz de recorrer mi propio camino.

Al oír esto, los padres, que como todos los padres  se engrandecen  a través del  reconocimiento  de sus hijos, se sintieron aun más grandes y generosos. En su interior sintieron que aun podían seguir dando  a su hijo, porque la capacidad de recibir amplifica la grandeza y el deseo de dar. Así dijeron:

  • Ya que eres tan buen hijo puedes quedarte con todas las monedas, puesto que te pertenecen. Puedes gastarlas como quieras y no es necesario que nos las devuelvas son tu legado, único y personal. Son para ti.  

Esta es solo una parte de la historia, la carencia de estas monedas hace que se desarrolle la otra parte. La aceptación de los valores, cualidades y aprendizaje que nos han dejado nuestros padres nos llena, y ayuda a eliminar esas imágenes de padres egoístas, exigentes y poco comprensivos. Pero como he dicho anteriormente es más fácil ver lo que está mal en la vida que lo bueno.

De esta manera muchos hemos creado historias de conflicto con uno o ambos padres, si bien en algunas ocasiones para algunas personas son reales, para otras no, y de estas últimas es mayor el número. Esta historia es interesante porque muestra un aspecto que no observamos de manera consciente, al no tener las monedas que nos dan nuestros padres las buscamos en otras personas, y eso es lo que causa un conflicto mayor, pues se depositan expectativas en las personas equivocadas, que llegan a problemas con padres, parejas e hijos.

Pues… ¿si no se tienen esas monedas como vamos a entregarlas más adelante? La aceptación y búsqueda de estas monedas nos lleva a un punto donde estamos listos para iniciar nuestra vida de manera completa, el agradecer y honrar a nuestros padres nos da fuerza para ver el camino que seguiremos claramente.

Sobreviviremos al próximo lunes si nos unimos a la paranoia colectiva, ahí estaremos a salvo… pero hay que cuestionarlo todo para cultivar tu propio criterio….

Para las familias que tengan alguna problemática y necesiten apoyo, pueden acudir al Centro Universitario de Salud Mental (CEUSAM) en la Facultad de Trabajo Social, abierto en un horario de 4 a 8 de la tarde o al teléfono 817-66-63.

 

 

 

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