MTF. Alfredo Arévalo
En el artículo anterior hablaba de las nuevas masculinidades, esos modelos que se han creado para satisfacer la necesidad de cambio luego del movimiento de los 70’s sobre igualdad de género, los cuales son temas muy largos que han abordado en diversas ocasiones investigadores pues aun cuando son “nuevas”, siguen cayendo en viejos conflictos como la violencia en la pareja.
En esta ocasión hambalremos de cómo han cambiado las mujeres, pues una parte no puede ir sin la otra, como menciona Carl Jung nos conforman dos parte “Anima” y “Animus”, el Anima es el aspecto femenino presente en el inconsciente colectivo de los hombres y el Animus es el aspecto masculino presente en el inconsciente colectivo de la mujer.
Ya vimos el modelo tradicional del hombre, esos estereotipos que debería cumplir, el de la mujer es similar, al menos en cuanto a estereotipos, y ser mujer dentro del modelo tradicional implica:
Ser delicada y débil, esta condición tenía la función de complementar con el modelo tradicional masculino, pues requiere de otro, generalmente hombre, para que la cuide y la proteja, dentro de la familia ese papel lo tomaba el padre o hermanos y posteriormente quien asume este papel es la pareja.
Ser cuidadora (de hijos, hermanos, papás, nietos, mascotas etc.), esta es una de las características más asociadas a las mujeres, lo cual se ha construido a través de la creencia de que las mujeres nacen con un instintito materno, sin embargo estudios han revelado que este es un constructo social.
Emocionales, de igual manera esta cualidad mantendría el equilibrio con la del hombre, y se asociaba con lo femenino, pues se creía que son quienes tiene mayor posibilidad de expresar sus emociones.
Pasivas, debido a que se veían como personas débiles, las mujeres que llegarán a tomar iniciativa eran consideradas desobedientes, rebeldes, fuera del papel que les corresponde.
Se creería que este modelo ha desaparecido con el tiempo, sin embargo tanto el modelo masculino como el femenino sigue presente, muchas mujeres y hombres aceptan partes de su formación tradicional, pues son mandatos sociales que son difíciles de evadir y mucho mas de romper.
La mujer ya incursiono en el ámbito público, pero esos mandatos las hacen cuestionarse aun si enfocarse a su crecimiento profesional o cumplir con los roles determinados en el hogar), y esta indecisión las ha llevado a tomar ambos roles y crea un conflicto que se observa en los sistemas familiares, mismo que podría disminuir si se comunicara el descontento.
Como en el caso de las masculinidades, también existen nuevas feminidades, pues somos seres cambiantes por naturaleza, dentro de estas formas de ser mujer se mencionan las siguientes:
- Toma de decisiones, principalmente las relacionadas consigo mismas, luego la participación en empresas y el hogar.
- Proactivas, se busca romper con la dependencia de otro.
- Una relación más equitativa con otras mujeres y con los hombres
- Dejar la pasividad y hacerse visible ante los demás a nivel social, familiar, y pareja.
- Conciliar la vida laboral y la vida familiar
El decir que estos modelos son “Nuevos” (tanto el de hombre como el de mujer), no quieren decir que sean “Mejores” pues las exigencias dentro de la familia, pareja y sobre todo en la sociedad siempre estarán presentes, y demandaran un cambio para que la relación “Funcione” mejor, pero no necesariamente debe ser así.
Se trata de reflexionar acerca de si en realidad se consiguió una “equidad de género” o fue un “cambio de roles”, como seres pensantes siempre estamos en busca de posibilidades, y en algún momento se encontrara un “Nuevo modelo de equidad” que sea funcional y sobre todo real, por lo pronto estos cambios han abierto la posibilidad de construir nuevas formas que den la posibilidad de construir mejores relaciones, vínculos más afectivos y una comunicación más abierta. Pero no hay que conformarse nunca.
Sobreviviremos al próximo lunes si nos unimos a la paranoia colectiva, ahí estaremos a salvo… pero hay que cuestionarlo todo para cultivar tu propio criterio….
Para las familias que tengan alguna problemática y necesiten apoyo, pueden acudir al Centro Universitario de Salud Mental (CEUSAM) en la Facultad de Trabajo Social, abierto en un horario de 4 a 8 de la tarde o al teléfono 817-66-63.
