Apenas va a entrar Claudia Sheinbaum y ya hay una guerra que la espera
Por: Aarón Quiñones
La presidenta electa Claudia Sheinbaum va a llegar al poder este próximo 1 de octubre en condiciones irrepetibles, únicas, distintas, que abarcan tanto el tema social, económico, psicológico y por supuesto de seguridad de los mexicanos, incluso me atrevo a decir, en circunstancias más difíciles que su antecesor y tutor Andrés Manuel López Obrador.
El tabasqueño aprovechó el voto de castigo que millones de mexicanos emitieron para sacar al rancio PRI del poder. La administración de Peña Nieto marcada por la “novela presidencial”, las pifias públicas del presidente pero sobre todo el engaño y contubernio con los casos más escandalosos de corrupción que se habían podido documentar a un sexenio. Incluso fue evidente el arreglo entre la conocida actriz mexicana y el mexiquense para formarse un amor que convenció a la gente a votar por ellos y renovar nuevamente al PRI en la presidencia.
López Obrador asumió la administración nacional con la plena caída de su otrora casa y otrora mayor enemigo, pero también pese a la corrupción que fue evidenciada muchas veces por comunicadores (en ese entonces sí del agrado de AMLO), el país estaba estable, había asesinatos, sí, y había puntos focalizados de violencia, también, porque a diferencia del antecesor Enrique Peña había combatido el mal creciente y extendido con las fuerzas federales, no se inventó nada, no implementó nada nuevo, simplemente navegó entre los casos más sonados de violencia como el de los 43 de Ayotzinapa que pese a la promesa de resolverse se sigue sin saber a ciencia cierta qupe pasó esa noche en Iguala, Guerrero.
Andrés Manuel López optó por una estrategia diferente,”abrazos, no balazos”, y apostó por descalificar primero a la fuente y luego a reclasificar los hechos a su conveniencia:
Periodista: ¡Pero señor Presidente aquí hay 100 muertos, los cuerpos están ahí!
AMLO: No es así… yo tengo otra información, 80 de estos son la suma de todos los hechos de la semana, 15 más sí estaban involucrados con la delincuencia, y los otros cinco estamos averiguando, entonces en realidad sólo hay quince.
Periodista: Pero señor Presidente todos fueron masacrados…
AMLO: Los medios amarillistas … ¿Por cierto de cuál medio vienes? … ¡ah, ya!, medios así como el tuyo que están coludidos con nuestros adversarios quieren vernos mal, pero la gente ya cambió, el pueblo ya no se deja engañar, el pueblo es bueno.
Lo anterior fue la receta diaria para atender las cifras de asesinatos que estadísticamente ponen al sexenio de Andrés Manuel López Obrador como el más violento en la historia, lo que pasa es que la historia siempre se cuenta desde la perspectiva del ganador, en este caso por supuesto el movimiento de la Cuarta Transformación.
La presidenta Claudia, histórica por sí misma al ser la primera mujer en asumir ese cargo, ahora tiene que enfrentar estos casos que fuera del poder se ven lejanos, muchos dicen que hizo un excelente trabajo en la Ciudad de México con el control del crimen, ahora se va a enfrentar a zonas prácticamente de guerra, aquí es donde entra la dificultad con la que su antecesor le dejó la chamba.
Hace seis años había ciudades como Tijuana, Ciudad Juarez, Nuevo Laredo, Morelos Michoacán, Guadalajara, Guanajuato y Michoacán donde la conciencia colectiva estaba enterada de la violencia que se presentaba ahí, nadie imaginaba que esta estrategia de “no meterse con el crimen” iba a dejarlos crecer y extenderse como un cáncer que tiene copadas ambas fronteras en su totalidad, costas enteras les pertenecen, ciudades industriales y donde hay alto desarrollo económico son el escenario de sus disputas territoriales, el botín es cuantioso, es monstruosamente generoso tener el control total de un estado.
A la doctora egresada de la UNAM se le va a presentar también una situación, única, histórica, espeluznante; la división del cártel más grande de México en la cuna del narcotráfico. Las luchas que se mantienen entre distintas facciones de estas organizaciones criminales en casi todos los estados del país no tienen comparación con lo que se avecina; los acuerdos, las alianzas, el contubernio se acabó, ahora parece que es una guerra de medio Sinaloa, contra medio Sinaloa, y en medio algunos de Durango y de Sonora.
Si las amistades se perdieron, se perdieron no sólo en el estado tomatero, en todo el país se estarán dando “reacomodos”, ahora nuevamente una serie de ejecuciones y persecuciones se van a presentar por las calles de las ciudades.
Policías (municipales, estatales, de investigación, federales, peritos), ministerios públicos, contadores, abogados y hasta jueces, desafortunadamente están en peligro de morir a manos de sus anteriores socios porque cada centímetro de “la plaza” va a ser peleado hasta la muerte.
Así en esas condiciones va a recibir el país Cluadia Sheinbaum, en medio de la que se supone puede ser la guerra más grande del crimen organizado, esto sin hablar del ya casi inexistente sistema de salud pública que está copado de corrupción e ineficacia, esos, a mi parecer fueron los pendientes más grandes que dejó el Tlatoani mayor a su alumna número uno, de la gasolina y del dólar ni hablamos, porque eso no es responsabilidad entera del que administra.