- “Somos una tierra bendecida por la naturaleza”.
- Personajes históricos como Guadalupe Victoria forjaron la soberanía que hoy disfrutamos.
David Enriquez / La Voz de Durango
«Tierra de cantera, con alma de Hierro y corazón Plata», aquí hicimos ciudad, tranquila y callada de larga espera que emerge como un pueblo unido y sólido que refrenda en sus mujeres y hombres el sentido de ser ciudadanos; felicidades Durango por 461años de ser fundado, así se refirió en su discurso durante sesión Solemne de la lectura del Bando el historiador y cronista de la ciudad, Javier Guerrero Romero.
Como parte del protocolo encabezado por las máximas autoridades de la entidad, este lunes 8 de julio se efectuó sesión Solemne de Cabildo en el crucero que forman las calles 5 de Febrero y Juárez en esta capital, que el próximo 4 de octubre cumplirá 200 años como estado independiente.
En su discurso,el historiador Guerrero Romero resaltó la figura de personajes históricos como Guadalupe Victoria, que forjaron con su temple y determinación el rumbo de la entidad. «Hoy, a 461 años del nacimiento de nuestra ciudad y 200 años de Durango como estado; el carácter recio, fuerte, indómito, noble y valeroso de sus ancestros son ejemplo digno de recordar», subrayó.
Es gracias a ellos que Durango emerge como un pueblo unido y sólido, que refrenda en sus mujeres y hombres el sentido de ser ciudadanos. Ciudad de cielo luminoso, rodeada de agua y manantiales que se niegan a perecer; tierra de alacranes que como nosotros se niegan a desparecer y somos afortunados porque aquí vivimos.
Hoy que celebramos 200 años de nuestra vida federada, recordamos también la figura de un duranguense ilustre como fue Guadalupe Victoria, quien en su calidad de primer presidente de México se preocupó por ordenar la economía del país devastada por la larga guerra de independencia y el bloqueo económico que promovió la Corona Española. Supo comprender que más allá de los hombres, están las instituciones; nunca conoció de la arrogancia, el oportunismo o intereses personales por ser un hombre de convicciones.